Mi harén, y yo.

Me gusta relacionarme con las damas,
pues me siento bien acompañado,
si bien es cierto, las hay de todo tipo,
y algunas son sacerdotisas; otras, más sensuales.


Devoto de la femineidad que encuentro,


manifiesta en un rostro.
O en el tono de la voz, y en los gestos,
la sonrisa, y la mirada.
Me muestro colegial e infantil, por siempre.


En las manos de esas meretrices;





prostitutas que van adquiriendo rangos estelares.
Monjas de clausura que se vuelven matriarcas.
Amazonas a caballo que me tiran del pelo...
Y no consienten que yo aparezca ante sus Majestades,


como Chuki, el Muñeco Diabólico.


Moraleja: " Un latigazo en la espalda. "

 

Lo importante es que lo disfruta, mi querido Nommo... Lo demás
que se lo lleve la... corriente. Cosas de la vida compañero. Afectuosamente:

 

Lo bueno no es gratis, colega.
¡ Bienvenido a casa !
Lleva meses, desaparecido en combate.
Espero que su vida no esté llena de pinchos, últimamente.
La mía va, viento en popa, a toda vela. Pero intento socorrer al caído.
Es por ello que me presto a la auto-crítica.
Para que otros aventureros, se sientan identificados conmigo.
Y no se deleiten tanto en la penetración.

 

"Devoto de la femineidad que encuentro,


manifiesta en un rostro.
O en el tono de la voz, y en los gestos,
la sonrisa, y la mirada.
Me muestro colegial e infantil, por siempre."

¡Bello. Aunque el último y hermoso verso. ¿Será? Amigo, abrazos enormes.

 

Suele ocurrir.
O sea, yo soy bueno con los niños.
Se me dan bien.
Pero no soporto que me falten el respeto.
He lidiado con tropas muy diversas.
Incluso con niños súper-dotados.
Ya sea intelectual, física y mentalmente, o como dibujantes, o cineastas...
Todos son niños. Pero al crecer, parece como que...
Han cambiado.
Mas no es así.