Mi madre y su Sinfonía complicada.

Hace tiempo que murió mi madre
mucho tiempo.
Me parece que más tiempo de aquel que se cuenta
a partir del día,
en que los terrones se deshicieron sobre su nave plateada.

Era una tarde de junio
Dios esperó a que el sepulturero
terminara el trabajo de ocultar sus huellas sobre el mundo
para soltar un torrencial aguacero...,
no sé si fue llanto, o diluvio...

No lo sé.

Se marchó entre un túnel de silencios.

El Cura dice que "de una luz plata refulgente";
más yo lo dudo.
"Apegos de los Curas" -digo yo-, de creer, que todo lo que, de plata relumbra, algo tiene de divino o paraiso.

Mi madre tuvo cinco hijos físicos
y un hijo verdadero
mediante el cual mostró a nuestros ojos,
lo que significa el amor de madre.

Cada diez de mayo le llevo flores a su tumba
la recuerdo todos los días de mi vida
a veces lloro
y cuando lloro
las lágrimas adquieren ciertos sabores
ciertas nostalgias.

Mariana, que es mujer y que es madre me dice que nadie es perfecto
Mariana se molesta con la muletilla cursi que les cuelgan cada diez de mayo: "ellas nos dieron la vida".

Yo defiendo a la muleta,
pues parir, ya es de sí, una forma de calvario;
pues criar, aunque sea compartido, ya es de sí, una especie de viacrucis.

Mariana es... "se dice" anarquista.

¡Madre anarquista!
Y tiene prohibidas para ella
"las cursilerias del 10 de mayo".
Cualquier otro día... todos los días...
menos el diez de mayo -dice-.

Mi madre no ha muerto para mí
se ha vuelto una especie de concierto
una partitura enriquecida con el tiempo
que cada vez que la ensayo,
más entiendo y más disfruto.

Tiene sus pasajes dulces,
y sus pasos dolientes y penosos;
tiene aquellos complicados compases
que para transitarlos,
la técnica habida,
es casi siempre deficiente.

Ella, mi madre, fue dificil sinfonía
donde la melodía se contruyó en adorno a algún solista
y a nosotros nos toca ser silencio
y cuántas veces...,
simulada octavilla.

Cómo le debo a mi madre haber descubierto
a ese Sol de mi vida, que fue mi padre.

El gigante amoroso.
El de andar... toda una aventura.
El de las anécdotas interminables
y de las hazañas hercúleas.
El de aquellos brazos poderosos a los cuales se podia confiar cualquier siesta infantil.
El que se llenó los ojos de alegria con nuestras notas relevantes,
con nuestro papel cartón, que, a modo de sustituto nobiliario,
le daba "calidad a sus genes"...
certificando a los intelectos retoñantes.

Ayer, nueve de mayo,
los sobrevivientes de su prole nos reunimos como siempre
para rememorar nuestros mutuos recuerdos.
Acordamos la corona de su tumba
y la recordamos, como humana persona, en nuestras vidas.
Solo hubo un ausente:
El hijo amado de su amor
del cual nada sabemos, ni de su buena o mala fortuna.

Mariana nos llenó las tazas de café con su capuccino preferido
y la indiscutible calidad de sus galletas.

La miré y me pregunté si el mundo sería el mismo para mí y para mi hijo,
si de pronto, nos faltara su presencia.
Ni pensarlo...
Es un ser demasiado indispensable en nuestras vidas.

Me di cuenta, con ella, que tener esposa y madre es, el regalo más hermoso, que, en un individuo, nos otorga la naturaleza a todos los humanos.

Pero, se lo diré todos los días, como siempre,
a partir del once de mayo.

 

Amiga querida

Luego de que pasa el tiempo y que el vivir te lleva de la mano por extraños caminos (hasta del pensamiento) vemos al ser humano, mujer u hombre tal cual es, ya no en la aureola aquella que ha dejado de hace mito a los ausentes, sino, como humanidades como las nuestras que dejaron todo tipo de huellas. Dicen que no existe un manual, aunque muchos se esfuerzan por imprimirlo, que señale lo correcto. A lo lejos aprendemos a comprender y a justificar ciertas ausencias de todo.

Gracias de parte de los mìos y mis cariños para los tuyos.
Celebro que este portal haya permitido leernos e intentar compartir poemas e ideas.

Besos desde México.

 

Gracias por pasara visitarnos en el poema Mcarmen.

Me da gusto hayas encontrado cosas que te gustaron en el poema
Un abrazo amiga.