Mi nada

Espero lecciones de materias muertas que me llenen la mente de momentos pasados, despacio, en silencio, a la sombra, apartado de todos los que osen ver siquiera el vacío de existencia que transito. Cuan placentero es mirar al cielo, observar estrellas que caen, si es que el cielo tiene estrellas, observar su color grisáceo, si es que aun no se marchan las nubes, cuan placentero. O buscar en las piedras del rio, aquellas más redondas, más lisas, mas brillantes, no por ser las más bellas sino porque son las que más han sufrido.
De pie junto a un árbol espero la lluvia, ¿cuándo llega?, ¿cuándo moja?, ¿cuándo pudre?; la espera es larga, como largo el instante que el sol está en el cielo, pero nada es eterno y por mis cabellos comienza a correr, como barras de una jaula, la fría lluvia de otoño, es única, es nieve derretida, vapor condensado, materia prima de esa sustancia mágica llamada barro.
Solía caminar por el denso y maloliente barro, las botas se hundían como el alma en la tristeza y luego, no querían salir, un paso, otro, y otro más, al mirar atrás no veía mis huellas, el barro se las había tragado junto con mis sueños, el camino hacia delante era incierto pero ya no me importaba. Y todavía no me importa, ando por inercia, vivo por impulso, no se por que aun no me he detenido. Las gotas golpean mi cabeza, cada una es un disparo a la razón, a la conciencia, al deseo, ¿que deseo?, ahora, nada, estar solo tal vez, luego, no se, consumirme lentamente hasta quedar sin sombra o hasta quedar en la sombra donde no queda nada.

 

Me gusta este escrito, esta lleno de frases interesantes, como la de las piedras redondas. Saludos.