Mi naturaleza agoniza

Débil y extenuada
en un laberinto
sin mucha esperanza de salida,
se encuentra amenazada
mi pobre Madre Naturaleza.
Va arrastrándose debilitada
en medio de la indiferencia
de un bullicio incompetente,
el que despiadadamente
destruye cada espacio de creación.
Y la vida se amenaza
y cada uno de los elementos,
aquellos que intentan sustentarla.
Va perdiendo su esperanza
bajo el constante fusilamiento
de un verdugo incansable
que descarga su furia absurda
contra la debilidad
de un mundo en agonía.
Suena la campana.
El alba marca el comienzo
de la destrucción.
Una lágrima cae.
A un raquítico árbol
se le niega el derecho innato
de extender su raíz.
Con futuro impuro e incierto,
la naturaleza pierde sentido
para ser sustituida
por el beneficio temporero
que disfruta egoísta el depredador máximo.
Poco a poco va desapareciendo
bajo la luz tenue
de un solitario rayo de sol,
aquel que con sufrimiento
grita: ¡FIN!
Las llamas de la ignorancia arrasan,
queman este insubstituible regalo divino,
este que con la desgracia en su cara
es simplemente incapaz
de poner resistencia a lo inminente.
Pero para los pocos,
aquellos pocos que comprenden
su inestimable valor vital:
¡Aun no es tarde!
Inevitablemente somos herederos
de esta inepta civilización.
Pero tenemos toda la capacidad
de apagar las llamas,
Esas lumbres de destrucción,
y revivir la fe y prosperidad
de esta pobre naturaleza en agonía…​

(Dedicado a todos los ambientalistas de conciencia, los que conozco y los que no conozco también, por ser parte de esta lucha que, aunque a veces parezca vana, no dudo ni un momento de que vale toda la pena lucharla)

 

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