Mi nombre es Andrea

La mujer que agoniza
puede tener cualquier nombre
Retumban sus gritos en la habitación
llamando a Muriel
Sentada a su lado una niña
vestida con un abrigo negro
la mira con indiferencia
Yo no me llamo Muriel, piensa
mi hermana la abandonó
como ella lo hizo conmigo
La moribunda la descubre
grita asustada preguntando
Eres la muerte?
La niña se quita el abrigo
La mujer al ver la camisa con destellos dorados exclama
Eres mi ángel dorado!
Viniste a salvarme de la muerte?
Andrea sonríe
Vuelve a pensar
Quiero perdonarla ?
No, no quiero.
Soy la muerte quisiera decirle
pero algo en su interior la detiene
Es que soñó con ella tantas veces
Es que a pesar de todo la ama ,
su madre la abraza
tan fuerte que le duele
desde el alma hasta la piel
Entonces la niña le susurra al oído
Sí, soy tu ángel
Mi nombre es Andrea, mamá.

 

Gracias Marcos es un placer que me leas
Un fuerte abrazo

 

Sinceramente es todo un dulce este poema... por instantes agrio; pero aquí vence el amor instintivo... para luego convertirse también en compasión..
Bellísimo y, sobre todo profundo Lunita.
Felicitaciones.

 

Gracias a vos Iván por tu tiempo

 

Gracias maestro siempre es bonito verlo de visita por mis letras
Un abrazo

 

Andrea... Muerte... Muriel...
no importan los nombres
importan más las presencias

Un beso su serena majestad.

 

Gracias Dragóncito por tu visita y sí, hay tantos nombres como realidades escondidas
Un abrazo cálido

 

Me hace recordar a las estampas de Fierro, de Gauchos en las sombras, de vientos que desafian los ojos y las bocas. La realidad o la ficción siempre tiene sus veleidades, las relaciones siempre tienen un destino. Felicitaciones. Tu nombre es bello. Saludos cordiales.