Mi pequeñez es atroz.

Somos felices, dentro de lo que cabe.
Los altibajos nos dan una perspectiva, antes de que la vida cese.
Con la imaginación, trazamos el vuelo de las aves.
La muerte nos adormece.


Nos gustaría estar siempre, despiertos, para ágilmente, experimentar el clímax constante.


Querríamos pertenecer a un club selecto,
y mejorar nuestra estirpe; nuestra raza.
Ser evolutivos y perfectos.
Hombres de provecho, el día de mañana.


A veces, nos dan un portazo en las narices. Otras, nos aceptan tal y como somos.


Incluso pueden suplicarnos, para que formemos parte de un equipo.
Porque desde luego, bien mirado, eres un gran tipo.
Lo que ocurre es que no siempre sabes todo lo que sabes.
A veces, se te olvidan pequeños detalles...


Y por eso, sientes vértigo, en algunas calles. Vas caminando y el cielo cae sobre tu cabeza.


Vas caminando y ves la pequeñez de los seres vivos.
Vas caminando, pero no te acomplejas.
Es divertido. Lógico y perfecto.
Llegas a casa y ¡ Fin del trayecto !