Mi perro y el malviz

Al amanecer del día
cantaban las avecillas.

Era un zorzal pico fino
que con su canto argentino
y su talante divino
producía maravillas.

Al amanecer del día
cantaban las avecillas.

Mi perro, más su destino,
no sabe de cante fino
y con instinto asesino
descuartiza sus alillas

Al amanecer del día
cantaban las avecillas.

Al verlo tan mortecino,
una jaula determino
y en su plato palatino,
caracoles y semillas.

Al amanecer del día
cantaban las avecillas.

Mas en ese nido fino,
sin el vuelo matutino,
no le sale bello trino
y si tristes saetillas.

Al amanecer del día
cantaban las avecillas.

(Zéjel).Castro. 27 de abril del 2015.

 

Poeta Séjel, pluma muy fina, maravillosa. Es que "la cabra tira pal monte"; dicho de mi tierra, y es en el monte donde se siente en su salsa.

 

Bello poema nos compartes.
Un gusto leerlo. Saludos cordiales.

 

Impagable zéjel, mi admirado poeta.
Aplausos a tan magnífico poema.
Un abrazo, Castro.

 

Una excelente composición, Castro: Se deja recitar con mucha musicalidad y esas cadencias de versos y rimas que se repiten casi lo hacen aparecer como una canción infantil, aunque leido con detenimiento, su elaboración esmerada no tiene nada de infantil.

Te felicito de veras, amigo.

Un abrazo.

 

Letras magníficas en una demostración de arte espléndido.

 

¿Que puedo decir yo que no hayan dicho voces más autorizadas que la mía? Una joya de zejel, amigo Castro.
Un abrazo, amigo

 

El instinto es el instinto. Mi perro es buenísimo pero es perro.
Un saludo y gracias por comentar.
Castro-

 

No he tenido el placer de leerlos, maestro Maramin. Por mi parte lo considero muy repetitivo mas si es propio para el canta, que así sea.
Un saludo y gracias por comentar.
P d. Aunque la inicial es la misma, me llamo Enrique.
Castro.

 

Gracias Lourdes por leerme y comentar.
Un saludo.
Castro.

 

La verdad es que es muy simple, maestro Delamar, pero estoy con la cabezonería que hacer unos versos con distintas formas y eso es lo que ha salido.
Un fraternal abrazo.
Castro.

 

Genial Castro, todavía no había pasado por este zéjel tuyo,
por este magistral canto de libertad.
Pobre avecilla, le gustaba el vuelo
y no la jaula.
Un abrazo.

 

Claro que sí, amig

Claro que si, amigo Eladio, sin libertad, por lo menos de la mente, no hay nada.
Realmente al final el malviz ha muerto posiblemente por las heridas, mas yo quiero pensar que por falta de libertad.
Un amigable abrazo.
Castro.