Mi techo es mi mundo

Mi techo es un mundo,

aun en la penumbra,

o con el suave reflejo de la luna,

veo figuras que se hacen reales,

ese pedazo de pintura relevante,

se me hace una cadena montañosa,

más aun abajo veo un rio caudaloso,

y a sus costados una tupida selva,

serán tamarindos tal vez, chañares,

o será la sombra que yo quiera,

para sentir el amor entre tus brazos.


Mi techo es un mundo irreal,

un techo de poeta,

hay mariposas que vuelan,

vientos que borran huellas,

tormentas de veranos y de inviernos,

hasta una mujer altanera,

inalcanzable a mis sueños,

la miro en un rincón solitaria,

esperando el paso del tiempo,

envuelta en un blanco y transparente vestido,

seguramente pensando en un príncipe,

mas no en un humilde poeta.


Mi techo es mi mundo,

donde me siento libre,

donde puedo imaginarme hasta las letras,

como describir lo que he vivido,

recorrer mis paisajes, mis ríos,

mis arenas del tiempo, mis borrascas,

y hasta el amor que yo he buscado,

aunque se para mirarlo.




JUAN CARLOS VILLANUEVA​

 

Vives en el techo, como el hombre-araña. Je, je, je. O Batman, que es el hombre-murciélago. Mi mundo es mi corazón. En él, camino. Me hago mucho más pequeño. Y satisfago mi curiosidad. Creo que he aprendido, a lo largo de mi vida, a estar más dentro que fuera, más arriba que abajo, y más en lo macro, que en lo micro. O sea, soy sentimental, y no muy expresivo. Espiritual, y no tan amante de la buena vida, aquí en la Tierra. Y natural, y no tan individual. Soy un escenario. O aspiro a serlo.