mientras siga aquí...

No es la primera vez que entro en tu oficina, pero esta vez soy yo quien solicita tus servicios. No quiero mentirte y ya no me lo creo, te he observado por mucho tiempo sin comprender lo que en mi produces.

¡No me mires de esa forma! no es normal querer lo que quiero, no está mal, pero no siento que sea lo correcto, invades mi cabeza todo el tiempo quiero creer que lo controlo, aprendí a leer mientras busco el verde de tus ojos en cada línea, tus labios se mezclan con el sabor de mi café en las mañanas y tu voz hace eco con el nuevo álbum de mi banda favorita. Estoy en clase pero el cuaderno tiene más trazos con tu nombre que apuntes sobre el ciclo de krebs, probablemente repruebe, cuando tengo tiempo para mí me lo robas sin avisar y en las noches entras sin permiso para recostarte sobre mi pecho; dices que no puede ser amor, yo estoy de acuerdo, pero no le encuentro otro nombre, pasé horas buscando una palabra que defina mi situación, no es enfermedad, no es odio, la ¡obsesión! es demasiado fuerte para tan débil circunstancia, no es soledad, no es dolor de cabeza, no es insomnio, tampoco brujería excepto si consideramos el efecto sobrenatural que estremece mi cuerpo cuando me tomas de la mano, no es anemia, no es miedo, la dosis de adrenalina que experimentó ahora me da la seguridad para hacer esto que mi conciencia considera una pésima idea.

la última opción lleva tu silueta, eres tú sin duda alguna, pero hace falta más que este viejo diccionario para definirte, podría construir veinte mil versos y eso solo para describir tu cuerpo, tu alma sería una trilogía de surrealismo menospreciado por los más ciegos lectores adictos a baratas historias de amor adolescente, muy pocos como yo verán el matiz que esconde tu mirada, sé que si pudiera retratar desde tu pupila todo se volvería arte, no estoy bromeando cuando digo que el verde de tus ojos me deja como una idiota preguntándome donde cabe tanta inmensidad; no me preocupa ya ir presa pues te has convertido en mi cárcel, pero no pretendo secuestrarte porque de esa forma nunca serás mía.

Alguna vez me preguntaste sobre lo que me asustaría más... si perder a un ser querido o que me privaran de la libertad, en ese entonces no tenía respuesta, ahora sé que esto se parece mucho a un encierro voluntario tras comprobar que la verdad hace menos daño enmudecida, la gente normal no se arriesga y yo carezco de valor para arruinarlo, después de todo nunca estoy segura de nada y estarlo siempre me pareció inseguro.

Mientras siga aquí seré tu paciente y tú solo mi más extraño capricho, haz tu trabajo y pregúntame a qué le tengo miedo ahora.