Mil amenazas, mil sangrientas batallas

Mil amenazas, mil sangrientas batallas. El peso del existir, el peso de tu amor. Cada gota de sangre derramada, cada caricia, cada desnudez, se hace eterna. El pelo se te riza mientras te acaricio la cara. Los mares los tengo en frente. Nublados los párpados, despejada la mente, quebrada mi fantasía. Miro alrededor, todo está cambiado. Tu cara ya no es la misma, el corazón te late lentamente, acompasado, con un tic tac especial. Miro al horizonte, oh el ancho mar. Mil trenzas en tu pelo, reflejos de la luna. Estaciones del año alternadas, el equinocio de verano, o de invierno, o solsticio infernal. El agudo bienestar ya no se prolonga más. Callamos. El silencio reina el espacio, nada se oye, aunque el viento corre deprisa y las montañas vuelan. Cada amanecer parece distinto, el sol se calla.