Milagro y flama.

Estéril como un sueño abandonado

que viejo se empobrece en el estante.

La Vida que no es pólvora pujante

es polvo catatónico y quebrado.


Inútil como un verso anestesiado

que inane muere solo y disonante.

La Vida que no es dádiva abundante

es lodo cadavérico y cansado.


La Vida que recorre nuestras venas

es flama en eclosión y en desmedida…

milagro que no sabe de cadenas.


Vivimos por ganarnos la partida

con fichas que nos dan a manos llenas

las ansias de entidad desconocida.

 

Sí, pero en la Prehistoria, también había gente.
¿ Verdad ?
Eran un poco más tontos.
Y así, podían ser humildes.
Eso es importante.

 

Otro gran soneto es este que nos compartes, querido Esteban. Manejas el lenguaje con una habilidad que me parece admirable, así disfruto de cada una de tus entregas. La vida que es polvo y lodo por su brevedad y fragilidad al tiempo es aquello que se nos da sin mesura para que la juguemos libremente y busquemos su sentido trascendente. Todo ello desarrollado con una lírica, como digo, admirable.
Recibe mi abrazo que te va desde la admiración.
Salvador.

 

Muchísimas gracias, Salvador. Eres muy amable. Vivir es la mejor de las aventuras. Cantarle a la Vida es amarnos como tan formidable milagro se merece. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad.
Encantado de saludarte. Te deseo un muy buen día.
A vivir... y a versarlo. Un abrazo afectuoso.
Esteban.