¡Mirad!

¡Mirad en el cielo!
¡Vean mis manos!
La sangre pende de mis dedos,
Mientras la culpa...
Asume temible aspectos,

¡He matado al amor!,
Ahora el cielo y el infierno me condenan,
No pertenezco a ningún lugar,
Y así fue siempre...

Que jactanciosos son Dios y Lucifer,
¿Tenerme? Jamás...
Pues yo marco mi destino,
Siendo bueno o malo según me convenga,
Sin hipocresías...

Mientras un cuerpo inerte,
Un cuerpo vacío resbala por mis brazos,
El porque es inestimable, incógnita eterna,
El dolor es agudo y repentino,

¿Será la culpa que endulza mi condena?
¿Será la idea y no la acción la que me lleve al final?
¿Será lo impensable posible?

¡Mirad en el Infierno!...
¡Mirad mis manos!
De ellas pende la sangre inocente,
Y... ¡tú me culpas de mi oscuridad!
Tú que me pariste en las sombras...

El destino se me ha volteado,

Una vez mas he dicho que ¡No!...
No hay peor culpa que sentirse en alguno de los lados,
No existe nada más porque sonreír,
Ni porque llorar,
He llegado a la encrucijada del universo,

Mientras me burlo de la ironía,
¿Que mas puedo hacer?
Reírme como un loco,
Soñando como un bb...

Mi condena es dicha,
Mi juez fue la Vida,
Mi testigo la Muerte,

Y es así que me convierte en asesino,
Un ser terrible e innoble,
No dejes que caiga,
No dejes que huya,

Al final solo estoy aquí encerrado,
En una jaula de Huesos,
Olvidando el pasado,
Pero tomando mi destino...

Lord Vélfragor