Mirándose en un espejo distorsionado

"Mirándose en un espejo distorsionado"​

(Que no refleja la realidad)​

...​

Ya cansado de esperar lo que no llega​

y agotado de tener lo que no quiero​

voy buscando en el silencio la respuesta​

que me libere de ser mi prisionero,
por tal, en el polvo me hice un cementerio
dejando que el viento lo esparciera un poco
para ver si acaso en una tumba abierta
podría enterrar a mi otro yo envidioso.​

A mi carpe diem lo tengo en el olvido​

pues mi ahora es lo que menos me ha importado​

y me paso ambicionando lo prohibido​

culpando de mis derrotas al pasado,
porque ya no tengo un ayer ni un ahora
solo me queda un futuro que es incierto
y a las sombras de la muerte me he vencido
cansado de desear lo que no tengo.​

Solo veo como el tiempo se me acaba​

sin poder estar en paz conmigo mismo​

pues me la paso buscando en la ventana​

un paisaje que en la vida no haya visto,
y por ello ya no sé ni lo que quiero
tengo tanto que hasta puedo repartir,
mas confieso que vivir me causa miedo
y que he sido... simplemente un maniquí.​

Pero, ¿qué es lo que yo espero que me llegue​

y cuáles son esas cosas que ambiciono?​

No lo sé bien y mi mente no comprende​

si todo tengo por qué me siento solo.
Mas si el silencio se guarda la respuesta
y culpo al ayer de toda mi amargura,
sé que podría salir de esta tristeza...
si alguien me ofreciera... un poco de ternura.​

​

 

Enhorabuena.Un bonito relato,triste , melancólico pero con esperanza. Primero has de encontrar a tu otro yo y te aseguro que si te paras a pensar tranquilamente , lo encontraras. Seguro. Saludos. Bernardo de Valbuena

 

Está bien plasmado tu alegato, en favor de los pobres aprendices.
La maestría aparece, en un momento dado, y se queda con el alumno, durante un tiempo muy breve.
Porque la perfección no es estática, sino dinámica. Como el vuelo de las palomas.
El Universo es lógico y perfecto, porque se eleva constantemente.





Pero esa elevación, a su vez, necesita de gente como tú, que se percate de que la contemplación, no basta.
Hay que salir, a la intemperie. Dejarnos acariciar por el cielo y las nubes.
Que nos vean las estrellas, en la noche. Que las huellas del camino, nos recuerden.