Mis pequeñas cosas cotidianas

MIS PEQUEÑAS COSAS COTIDIANAS
(Ante una naturaleza muerta de Giorgio Morandi)

Vosotras, mis pequeñas fraternas cosas
tristes.

Carlos Bousoño


Que ángel sublimó
esa luz pequeña y mortecina,
esa melancolía apenas luminosa,
tal que el último latido
de un fuego que se apaga.

No aquel ángel terrible
cuya luz nos aniquila.
No el ángel oscuro
que habita en oscuro abismo.
Es una luz fuera de los tiempos.
La voz iluminada de las cosas cotidianas.

Ya no sois, pero queda vuestra luz
en mi recuerdo.
El seco pétalo de una rosa roja.
El reloj exangüe que latía
con la fuerza de mis años juveniles.
Aquellos desconocidos,
manchas apenas en un cartón descolorido.
Algún libro desvencijado.
Y mi vieja Biblia:
una auténtica Cipriano de Valera.
(Es propiedad de…
y una ciudad y una fecha muy antiguas.)

Mis pequeñas, queridas,
fraternas cosas tristes.
Esa luz que ahora os habita,
esa luz última y melancólica
es mi pobre luz.
Porque yo, para vosotras
no soy más que otro objeto cotidiano,
también triste,
que, amorosamente,
delicadamente,
compartía vuestro silencio
y esa apenas luz en que vivíamos.

​

 

Muchas gracias, Tracel. Escueto pero animoso tu mensaje. Te lo agradezco,
Pessoa.

 

Cuánto te agradezco, amigo tracel, esta justificación de la concisión de tu respuesta anterior. No era necesaria en absoluto. Quizá lo improcedente fue mi comentario. Pero tu manifestación de respeto hacia el recogimiento que el asunto y el tono de mi poema pudiera exigir te califica ante mí como un excelente y sensible lector de poesía. Me felicito por contar con un compañero como tú. Muchas gracias,
Pessoa.

 

Muchas gracias por tu profundo comentario, Ricardo. Con un poco de retraso, pero quiero dejar constancia de mi agradecimiento por tus palabras. Un cordial saludo,
Pessoa