Mis zapatillas rojas de remiendos

MIS ZAPATILLAS ROJAS
En una ciudad sin nombre
pero con trampas como jaulas doradas,
perdí mis zapatillas rojas
y una bruja me regaló
unos zapatos resplandecientes de cuero.
…
Ya no encuentro las zapatillas rojas
de mi madre y de su madre.
De mi abuela.
…
Hoy alguien me escondió en una ciudad muerta,
con sus calles y casas - también escondidas-,
mis zapatillas rojas hechas de remiendos.
Me confesaron que eran como cartas vergonzosas.
Pero con ellas bailaba.
Con ellas era feliz.

 

Sorprendente poema donde la fantasía es le principal protagonista. Un gusto haberlo encontrado por el grato momento que me hizo pasar

 

El cuero, querida Usue, tampoco te sienta mal. Al contrario, te favorece. Déjate de remiendos y de herencias de la abuela y acepta de una vez por todas que lo tuyo es la danza contemporánea. Es verdad que antes bailabas y eras feliz, pero no siempre puede estar una al compás del corro de la patata, con las mismas zapatillas rojas y los mismos cuentos de Heidi. La evolución distingue al ser humano. Todos cambiamos, aunque es comprensible que añores el olor de tus ancestros y tus paisajes vascos ¡Ánimo! Tu poesía va a todo trapo. Luis

 

Uy! esplendido poema de fantasia