Mocoso.

Seguirme es muy difícil.
Es un camino empinado.
Enmarañado. Te deja el cuerpo lleno de heridas y cicatrices.
Pero soy poeta. ¿ Qué le vamos a hacer ? En este planeta Tierra, tan humano.


Aspiro a lo divino. Entre otros actores y actrices.


Gigolós y meretrices...
Sacerdotes y monjas, o budistas lamas tibetanos.
De todo, un poco. Como las 88 notas musicales de un piano.
Bellos, buenos y sanos. Camaradas tertulianos. Que combaten, cuerpo a cuerpo.





Con disciplina. Huyendo de la Porca Miseria, que nos hacía tan puercos.


Es pura dinamita. Explosiva.
El Universo en expansión, desde hace 13.700 millones de años.
Abro mi corazón, y es un caballero. Siempre ha de llegar primero.
Para dirigir sus películas de cine. Me toca las crines.


Me pone la silla de montar, sobre la espalda. Soy su caballo; él, mi jinete.


Y escribimos el Libro Gordo de Petete.
E influimos en el calendario que cuelga en la pared de su cabaña, Espinete.
Puerco-espín rosa, de Barrio Sésamo, para los más pequeños.
Mas no cejo en mi empeño.


No quiero volverme loco. ¿ Sabéis qué quiero ? Sonarme la nariz, y limpiarme los mocos.