Monarca.

Me querrían poner en el escaparate de una tienda de ropa.
Resulta que soy el dueño de toda Europa.
Pero claro, estas ideas paranoicas no me llevan a buen puerto.
Luego por tanto, decido echar el freno de mano y aparcar mi bólido. Mi mente...


La potencia sin control, no sirve de nada.


Necesito una cucharilla, para extender bien, sobre la tostada untada con mantequilla,
la mermelada.
Además, para afeitarme correctamente, usaré una cuchilla que no esté oxidada,
y la espuma resultante de frotarme, en el rostro, una pastilla de jabón.


Cada pequeño milagro resulta muy normal, desde que el Homo Sapiens Sapiens





dejó de ser un Neanderthal.
Me conformo con lo que soy, y con lo que tengo.
Nobles apellidos, alcurnia y rancio abolengo.
Tengo la sartén por el mango, y aquí, yo llevo los pantalones.


Soy monarca, aunque no forme parte de los Borbones.

 

Me gusta eso de mirar el vaso "medio lleno", que no es conformismo, sino saber disfrutar de que se tiene!! Estupendo trabajo, amigo poeta!

 

Así es, Miguel.
Una pequeña monarquía, en un pequeño reino, para una pequeña vida.
Así empezó todo...