MONTE ARRIBA, MONTE, MONTE...

Terco me quiero afirmar

en la Verdad que me obliga

a no darme a la fatiga

y por fatiga parar.

Parar y no trecho andar

en busca del horizonte,

monte arriba, monte, monte…

hasta ganarme a mí mismo

sin dejar que el egoísmo

contra el cielo me confronte.


Breve no quiero escribir

de quemazón verdadera,

ni verso que no sintiera,

ni canto por descubrir.

Necesito transcribir

con detalle mi andadura

por ser hilo de sutura

el verso que cierra herida,

para que el tiempo y mi vida

se propicien con su cura.


Bueno pretendo entregar

lo que bueno llevo dentro,

inmolarme desde el centro

para hasta el centro llegar.

No sufrir y conciliar

mi paso con el Camino,

asumir mi desatino

como cauce diferente,

razonable y convincente,

nocturnal y matutino.


Por carne sé que sentir

es dolor y risa nueva,

es la nieve cuando nieva

y es el sol y su fulgir.

Por alma sé que vivir

es ascender monte arriba

en eterna comitiva

tras la fe de mis mayores,

cultivando resplandores,

viviendo la Vida viva…

 

Y qué mejor que decirlo así en un bello poema que atrapa los sentidos, un gusto leerte Esteban, un saludo y abrazo.

 

Como todo lo que e leído de ti
este no es la excepción,precioso poema,felicito tu inspiración y tus hermosos versos,un abrazo fraterno, saludos poeta

 

Muchas gracias, Nancy. Abrazos.

 

Otro abrazo fraterno para ti, jalvarez, sincero y agradecido.
Esteban.