morbo

La mire desde mi puerta asomarse constantemente a su ventana, toda la noche, como un perro que se persigue la cola, tuve intenciones de hacerle compañía pero me desagrada su casa, la memoria de su hermana gemela asesinada y luego tener sexo en un colchón que revela todavía algunos lunares de sangre que ningún quita-manchas logró desterrar me hicieron pensar en la muerte casi 3 días y andar de aquí para allá imaginando la escena del homicidio, viendo caras de sujetos que no conocía, oyendo palabras que no escuche y lacerándome por alguien que me odiaba cuando vivía. No, no, no; mi cigarro y yo estábamos bien así, a la puerta de la casa, espectadores, público morboso, qué más podíamos ser, como la mantis religiosa que Nancy tenía en una rama sobre la mesa y parecía mirarte desde cualquier rincón de la casa y que fue única asistente al crimen de Catalina, ahora más que morbosa me parecía mezquina guardadora del secreto del asesinato, porqué no encerrarla por cómplice de homicidio o simplemente interrogarla, tres noches soñé con ello. Se acercaban las 5 a.m. y me metí a dormir pensando en la mantis, seguramente Nancy seguía en la ventana cuando desaparecí tras la puerta, no lo sé, su imagen se había hecho borrosa a través de los sucios cristales y su voz llamándome cada vez más pequeña, mientras el silencio de la mantis era claro y su imagen se agrandaba a medida que me adormecía.

Hoy desperté cotidianamente tarde, con aliento metálico y me dirigí a orinar, tomé un cigarro para dar los buenos días a mis vecinos, al abrir la puerta y mientras acercaba el cerillo a mi tabaco, miré la ventana de Nancy totalmente cerrada, recordé lo que me dijo la última vez que la lleve hasta la parada del camión, mientras, subía las escaleras desconfiado:
- Cuando me halla ido cerraré la ventana por primera vez desde que me mudé.
- No tendré cómo espiarte mientras te desnudas.
- Si, la función habrá terminado…
- ¿Te gusta?
- ¿Qué? ¿Qué me mires?
- Si, sin que te des cuenta, como cuando vi que te masturbabas.
- Yo nunca me he masturbado.
- Lo siento, pensé que…
Subió al autobús y se fue rumbo al Toreo. Sin embargo note un inquietante e inusual pudor en su voz, en su mirada, extraño para ser ella, al final lo que definía nuestra relación era el sexo.

Al llegar a su departamento pretendí forzar la puerta con una tarjeta telefónica pero estaba con llave, me subí al techo para llegar a la entrada de la cocina, estaba abierta pero lo extraño fue ver que estaba predispuesta una silla para que pudiera bajar como si supieran que vendría. Entre con cautela esperando ver una escena de muerte delirante pero el lugar estaba vacío, excepto por una botella de vidrio de Padre Kino que se hallaba en el suelo con la mantis dentro, la tomé con mis manos para recorrer la casa y al llegar a la cocina advertí tres vasos con vino sin terminar además de colillas de cigarro, demasiadas para una sola persona. Me dirigí al cuarto de Nancy, su cama estaba impecable, la cama donde había muerto su hermana, busqué en los cajones repletos del tocador, toda su ropa estaba doblada, sus zapatos, su álbum de fotografías con las que participó en los concursos, todo lo había dejado, en cambio la habitación de Catalina estaba completamente vacía. Salí como entre, llegue a mi departamento y coloque la mantis en la mesa de centro, llevo 3 horas interrogándola y nada consigo, continua inmóvil, imperturbable…