Morir lentamente

Llega de nuevo el otoño y las hojas vuelven a la tierra acariciar. Los ciclos pasan rápido, muy rápido, y parece que cada vez más. El tiempo ahora transcurre más veloz y ya no se deja atrapar. Se asoma a la ventana con vistas al parque y la nostalgia le persigue sin que él lo pueda evitar. Desde allí observa a sus antiguos compañeros, que a pesar del tiempo pasado, todos juntos aún están; con sus esposas, algunos con hijos...¡qué bonito es amar!

Se fue quedando solo y las circunstancias y su inacción le fueron apartando de la sociedad. Se mira en el espejo en un intento de al pasado regresar, pero ya no encuentra a aquel joven risueño y soñador, y ahora sólo ve a un hombre envejecido y corroído por su propia soledad. Lágrimas espontáneas brotan sin que él las pueda ni las quiera parar...

Amarga melancolía, triste lamentar; la vida se le escapa sin que sepa aún hacia dónde caminar. ¿Habrá un sentido para tanto pesar? Corazón bondadoso que muere por haber olvidado el significado de la palabra amistad, alma dolorida que muere lentamente por no tener a nadie a quien amar...