Mozart y su imperio.

Yo siempre creí en los indios americanos.
Pues traen consigo cosechas del firmamento.
Estrellas y barras que cuajarían al Norte.
Blanco, rojo y azul marino.


Trece, treinta y siete, cincuenta.


No obstante, la pura raza aria,
y los negros esclavizados, más judíos ashkenazíes,
contando con bárbaros y Vikingos,
baskones y celtas, ¡ Árabes y palestinos !


Todo ello fraguó Vulcano.





Melting pot, o guiso que se derrite.
Lámpara incandescente, de Thomas Alva Edison.
Kinemascope y Hollywood, que es la Meca del Cine.
Reptilianos, incluso, hibridados con gentes variopintas.


Mulatos y chinos, con lechuga, pimienta y cacahuete...


Algonquinos, navajos, tomate y papa frita.
Íberos, suevos, moros, cristianos y chocolate.
¡ Menudo banquete ! Bodas de Fígaro.
¡ Fígaro, Fígaro ! Rock me, Amadeus.

 

Así es el mundo, una gran diversidad, y la canción que elegiste es estupenda.
Saludos, buena semana.

 

¡ Gracias, Cecy ! No fallas, ¿ Eh ? Apuntas y disparas, con tu flecha de Cupido.
Mi poema es la diana. Hay que contemplarlo, admirarlo, degustarlo, asimilarlo, capturarlo, aprehenderlo, interrogarle, encerrarle, arrestarle y después, al día siguiente, soltarlo en libertad.
Para ello, el lector ha de desapasionarse, y salir afuera de su Yo.
Admitiendo en su seno ( en su despensa ), las obras ajenas ( cereales, galletas, leche de vaca, café, dátiles, aguacates... ).


Entonces, yo me alimento a base del elogio fundamentado, y también, de la crítica constructiva.
O sea que no es elogio, sin más. O crítica, porque me sale de dentro.
Sino inteligencia emocional, y auto-control.
Para no bailar al son de los que mandan, sino ponerme al Servicio de los que sufren.