Muerte vital

El árbol que nació por la savia,
murió por las raíces,
sus frutos sabían a rabia,
se los comieron las perdices.

Los cuentos ya no tienen buen final,
el lobo ahora se da un gran festín,
el trapecista se rompe la columna vertebral,
se tiñe de negro la nariz del arlequín.

Mi pena siempre tan profunda,
hundida en el manto de la tierra,
inmersa en el núcleo de mi tumba,
que con duros candados se cierra.

Para que siempre quede dentro,
que de mi corazón no escape,
que prosiga de ese color negro,
ahogado por cenizas del cráter.

Se erosiona cada rasgo de mi piel,
el hielo se enfría en mis manos,
da las que brota un iceberg de hiel,
y el barco de papel acaba su tramo.

 

Me ha gustado la manera que representas en cada verso ese inconformismo a la realidad. Bello poema amigo, te felicito. Att Cris

 

Muchas gracias Cris de nuevo por pararte a leerme, un abrazo

 

Así es, el inconformismo amigo es aparte de la droga y el alcohol el ingrediente clave para la reflexión y el rechazo de una sociedad que se pudre sin poder evitarlo