Mujer de río, mujer de caña.

¡Ah! lo bello, lo dócil y lo flexible en la caña
adornada la juventud en su tallo verde,
esmeralda glauca en el valle fértil,
del bosquecillo vestal
y la sacerdotisa inocente.

¡Ah! lo hermoso, lo holgado y lo natural en la caña
salpicada en rocío su corteza alisada
calmará su sed al serpentear por la hondonada
el río en divina sierpe
y el agua beatificada.

¡Ah! lo táctil, lo afable y lo cálido en la caña,
en el torso coronado y la cintura florida
de la joven mujer arbórea
la más bella flor epifita:
Los ojos de caña silvana y la sonrisa de la orquídea.

¡Ah! lo suave, lo pacifico y femenil en la mujer de caña
al compartir la juventud de su tallo
y descubrir esmeraldas en su valle fértil,
los goces del bosquecillo vestal
y los amores de la sacerdotisa inocente.

¡Ah! lo dulce, lo puro y lo alegre en la mujer de caña
salpicada en rocío su piel bronceada
en la que calmo mi sed al navegar al alborada
por las curvas de su río, fluyendo en divina sierpe
las corrientes en su cuerpo y el agua beatificada.

 

Muy bello poema, me ha gustado mucho. Un abrazo amigo Aguila. Paco.