Mundo cruel

Mi pluma y este papel no son suficientes.
Viajo y viajo hasta ese momento y no hay palabras que describan el tormento.
El tormento de no seguir ahí, el tormento de no tenerte más aquí.

Sólo puedo recordar tu inexperta mirada, tu mirada fugaz y constante.

Besé tu cuello, sentí tu aliento, toqué tu cuerpo.
Calmé mi deseo.

Procuraré tu imagen escasa en la mente y recordaré tu aroma constante en la piel.

Sé que te deseo,
Sé que me da miedo,
Sé que empieza la penumbra y termina el delirio.

Sé que te tuve, que miré tu piel desnuda sobre mi cuerpo pronunciado y caliente.

Mordí esos labios ardientes y mentirosos.

Sonreí mientras jugabas con mis deseos.

Miradas complacientes, tímidas y confidentes.

Lecho humedecido de alegría, movimiento, afán y albedrío.

Anhelos enmudecidos, cuerpos caprichosos, satisfechos y llenos de antojo.

Gotas afanosas y pretenciosas, gotas sudorosas… gustosas.

Desnudo, indefenso y gracioso.

Si yo hubiera sabido que sería la última vez, cambiaría el rumbo para no tener que borrarte otra vez.

Olvidaría tus besos, tus ojos y tu ritmo.

Hoy todo se esfumó y hasta el recuerdo se alejó.

Estaba al borde de llover, el rito terminó, la puerta se cerró.

Ahora estoy solo llorando al filo de mi cama, intentando llenar mis manos de nuevos amores… de viejos recuerdos.

Tisha
300807