Murmullos

Murmullos.

La pena surge del instante,
del tiempo frágil, del final,
del miedo atroz e incesante
de lo que nunca vuelve igual.

Nos duele el ser que se disuelve,
el rostro amado que se va,
pues sin aquellos que nos salven,
la dicha plena no será.

La muerte acecha, sombra fría,
su laberinto es un quizás,
pues nada en ella nos envía
consuelo cierto y más allá.

Mas la tristeza nos despierta
del sueño torpe y sin razón,
nos deja el alma descubierta,
nos lanza a dura reflexión.

No es solo pena ni condena,
es luz que urge a distinguir
qué es vana sombra y qué es la estrella
que aún nos queda por seguir.

Y así, en lo breve de la vida,
sabemos qué nos hace mal:
solo lo eterno nos sentencia,
y no el murmullo terrenal.

 

Está lindo el poema. Muy agradable de leer.
¡Caramba que tenemos presente a la muerte mientras estamos vivos!

 

Sólo lo eterno nos sentencia

Daría para una exégesis
Nuestras ideas en sentido platónico
Son eternas
Nos modelan
Y nos sentencian
El amor es terrible

 

Así es. Quise revelar un poco eso. La muerte es ese murmullo constante que nos despierta en la búsqueda del sentido, de saber que las cosas que parecen en apariencia no tener sentido ante la angustia de la muerte (algo heideggeriano esto), nos invita a reflexionar y a buscar el sentido.
Es la muerte el primer paso para reconocernos como seres que están en búsqueda de algo importante, trascendente...o en un sin sentido. Hay dos opciones en la vida: Schopenhauer o San Agustín.

Abrazo, amigos!