Musa de mi ser

Bienvenida, musa a mí
te esperaba con el boli, así,
con mil versos en combate
y delante, un papel menguante.

Me has hablado, sin duda
del amor entre el sol y la luna,
de sus camas y combates
y de sus primas estelares.

Me has recordado, querida,
que los sueños sí son vida,
que vivir es soñar despierto,
que soñar es un muro abierto

por donde se escapa, al paso
la luz radiante del ocaso.
Y que huye de las tinieblas,
de una existencia sin ideas.

De paso me has hablado del poder,
de como hombres pierden el ser
abocando en la libertad inmundicia
sucumbidos por la avaricia.

Me has descrito, musa de mí alma,
mundos sin muerte ni orden ni arma,
donde las lagrimas y la lluvia se funden,
donde las bocas se ríen de la suerte.

Es como un Benedetti junto a maría,
como un Baudelaire harto de alegría,
como una ley olvidada
o una frustración abolida.

También, musa abstracta, me has iluminado
conceptos que nietzsche había pulverizado,
sobre verdad y mentira, que animal!
Había que verlo en sentido extramoral.

Lo descafeinado de algunos besos,
te acuerdas? Se me caían los versos,
épocas de acidia me viste sufrir,
que dolor aquel no poder parir.

Musa de mi inspiración, vete de aquí
no puedo pensar nada más que en ti.
Mejor ponte cómoda, por favor quedate
la noche viene con luces de papel.

Luces que cazaré, sin manos,
con tu ayuda y ojos cerrados,
besame, musa mía, te lo pido,
con este latido me despido.