Nace el vacío

Vi a un extraño llorar en la laguna,
ambas manos en rostro deformado,
yacía sin calor o luz alguna
retrato vulnerable y muy manchado.

Parecía pintura de la luna,
con cráteres tallados por pasado.
¿Acaso allí tenía su fortuna
o fue en alguna apuesta derrotado?

No lo supe; tiró su cuadro al fondo
y en el viento nocturno oí su grito.
Hasta mis pies llegó el dolor del hondo.

El extraño me vio por los riachuelos,
se me acercó veloz y como un rito,
apagó con un beso mis anhelos.​