Natural camino

Natural camino​

Cántame,
que no me cantas,
cuando te espantes,
cantarás.

Háblame
de lo que sabes,
instrúyeme en los ríos,
déjame en los mares,
con sus olas de bolsillo.

Hoy he visto un hombre
que debió girar,
y seguía recto;
también a un niño,
que sin ton ni son,
se encanaba con lo mismo.

Hoy he visto seres
sin leyes y destinos,
libres que se afanan con las normas,
y trasgreden con las formas
que emborrachan los caminos.

Y vi sombras que cantaban,
con sus cantos y sus trinos,
y dieron giros obligados por supinos;
y denostando lo dispuesto,
demostraban, que el aceite
es ungüento del olivo.


Me sentí ajeno al mundo,
llorando, de vergüenza ensombrecido,
escondido en lo profundo,
donde nadie quiera y pueda
inquietarme tan siquiera,
ni aunque vengan dos y juntos
fustigando con su espuela.

Y me vi en verde inicio.
Me dormí entre sus valles,
descansaba en buena casa;
naturales son sus calles,
con un sol que todo abrasa…
Soles fuera de orificio.

No tengo escuela,
ni escritorio,
ni mesa de trabajo.
Escribo en cualquier sitio:
en la cama,
en la puerta, desde el quicio,
en la sana mejor huerta;
en la acera, en montones de veredas,
y en montañas de artificio.

Y me llaman gigante.
Me llaman grande los enanos,
tan pequeños como un árbol nipón,
que al mirarlos se nos caen de las manos,
si no vemos, ya no estamos…
Y poemas ni lo son.​

 

Precisamente los que ni son, son los que valen la pena.

 

Muchas gracias por tu comentario Ángel, un abrazo