Neruda en mi reunión de consorcio

(Consorcio: En los edificios de propiedad horizontal de Buenos Aires, así se le llama a la unión de los vecinos para afrontar temas y gastos comunes. En los pequeños como donde vivo. Suele haber uno de los vecinos que administra el mismo)


Morosos que el chacal rechazaría,
deudores que el cardo escupiría ardiendo.
Yo vivo en un edificio donde la basura se saca a cualquier hora.
Donde la fumigación contemplar debería
a roedores del metro setenta,
de forma humana.

Incendio,
incendio,
nos quemamos vivos y no hay seguro.
Arden los matafuegos impotentes,
tristes y vacíos.
Incendio,
pero los caños pinchados lo detienen.
Los dioses nos protegen.

En Los Juegos de la Buena Voluntad me siento.
Ejercitando músculos que nadie podrá ver
la gente habla y gesticula.
Se acaba la reunión, y las paredes
guardan el eco de las promesas.
Muy poco se hace:
un discurso, una declaración,
y una suelta de palomas
Se firma,
se toma lista,
todos vuelven a sus casas.

¡Ustedes, los del segundo piso!,
tomadores de taxis,
visionarios de la televisión por cable,
fundamentalistas del aire acondicionado.
Hablad.
Vaciad ahora mismo vuestros bolsillos.
Dad una razón a nuestras paciencias
para no colgaros de los genitales
del marco de aquella gentil puerta de calle que a veces cierra
cuando una mano le ayuda a vencer el viento
y la desidia.


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El poeta del Asfalto:

En efecto, me hizo recordar algunas juntas de condóminos en Mexico, je je

Un saludo cordial de Jaime