Ni mil rosas, lágrimas y plegarias.

Ni mil rosas curarían la causa por la que me maté.
Ni mil de tus lágrimas lograrían cerrar la herida,
que me convertiría en un alma en pena.
Ni mil plegarias de tu corazón me harán descansar.
Ni mil días de lluvia sobre la tierra en que me encuentró,
me darán la paz.
Ni toda tu ira me hará volver.

Me alimentaré de la sangre de tus muñecas,
cuando se cuelé por la la tierra.
Alimentaré a mi alma de recuerdos durante la eternidad.

Estoy muerta y no puedo volver,
pero llenaré mi muerte con la vida que tuvimos.
(Irónico, vivir la vida en la muerte)

Perdón por todas las lágrimas causadas,
talvez necesité el suicidio para perdonarte,
pero ¿ya te perdoné?

En vida no pude perdonar tus labios sobre otros.

Mi juego loco de melancolía...

 

Creo que deja de caminar ¿Por labios ajenos..?...pienso que no es un motivo
para hacerlo, es mejor morir por causas nuestras,
no por alguien, nadie merece tal sacrificio.
un gusto pasar señorita
Saludos​

 

Realmente impactantes tus versos. Un placer leerte. Saludos.

 

La traición se paga con sangre, no hay otra escuela, si decidió el camino de las sombras ningún arrepentimiento podrá devolverle a la luz.
Un delito no haber pasado.

K

 

Intrigante intensidad, tal vez el mejor suicidio es lograr arrancar con las espadas del delirio, la bebida y la noche el sentimiento que te obligó a requisar tu vida, pero no es lo suficientemente intensa, cualquier sensación, o amor o ternura o pasión para entregar toda tu existencia, escanciarla en el altar de tu existencia y privarle al universo de poder regalarte otra oportunidad para amar. Es cierto, quién podría perdonar sus besos para otro, sin embargo tienes que autorizarle al universo el poder presentarte a otra mujer, enorme mujer que te lleve al paraíso de los amores y colmarte de nuevas sensaciones.

 

Los sentimientos son inútiles a lo perdido…
Y nada puede cambiar lo ya sucedido,
Usted le dio un toque criminal a su escrito, señorita, la venganza después de la muerte es un de púrpura muy impactante. Y eso me gusto.
Gran poema.
Una princesa que le saluda.​

 

hay miles de fantasmas
a quienes no se pueden dejar
vienen mil noches a mordernos
en los pies

mil pecados
mil perdones
o mil odios
pero una sola muerte

me gusto tu poema