1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Ni yo el sapo, Ni vos la princesa.

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por Giancarlo Galeano, 12 de Octubre de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 236

  1. Giancarlo Galeano

    Giancarlo Galeano Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    8 de Junio de 2016
    Mensajes:
    39
    Me gusta recibidos:
    45
    Género:
    Hombre
    Ahora vas por ahí diciéndoles que me falto el valor del amor, y el calor del cariño,
    Contándole a los vivos que la mayoría de tiempo fui una estatua puesta al frio,
    Que nunca te acobije en mis brazos dándote abrigo

    Pero no comentas y cuentas que fui yo quien encendió el carrusel de tus deseos,
    Fui yo el primer escultor que trabajo sobre el barro de tus pequeñas curvas,
    Alentador de tus turbas interiores,
    Donde suplicaban los obreros trabajadores un poco de deseo,
    Para dejar salir a tus demonios hechos reos

    Presidente, administrador y tesorero de tu empresa de secretos deseos,
    El explorador que planto sobre tu cuerpo de niña la bandera sobre la mujer que ahora solo me mira,
    No comentas que a la casa de tus padres algún día tus hijos, no los míos,
    Entraran a alguna habitación donde se forjaba el infierno pasional
    Y los ángeles y demonios contemplaban nuestro acto carnal,
    Que a escondidas yo me cubría con la noche y entraba por tu umbral...
    Cual ladrón importuno sale triunfal

    fui yo el músico en tu orquesta,
    Que encendí la música a ritmo de tu pasión descontrolada
    Como riff de guitarra mal afinada...

    Que la noche cantaba y la luna apenada a dos manos se tapaba la cara
    Al ver las salivas gritando y mutando,
    Al contemplar a la lujuria bajar por tu cuello convertida en lengua de acero,
    Bajando y parando a medio camino a descansar entre pequeñas colinas de suave almidón
    Donde hasta el más duro de los hombres sentiría calor

    No les cuentas que la luna nos daba el calor y las nubes grises lloraban vapor,
    Que el sudor era cascada por tu espalda arqueada
    Y que era yo el maldito duende que al final de tu arcoíris de sonrojos se encontraba,

    No había tiempo ni espacio, solo momento el propicio y exacto,
    El sol el invitado no deseado,
    El gallo el despertador de sueños
    Y mi pecho suave almohada para la doncella de melena larga y ondulada,

    La cuestión fue que ni yo era el sapo ni tú la princesa
    Ni aunque así lo quisieras….​
     
    #1

Comparte esta página