Nigromántica Desleal

Agazapada entre nubosidad nocturnal,

observando en silencio reflexivo,

aquel espejo diáfano brilla en su

máximo esplendor convaleciente.


Ella ha sido testigo y artífice de

mi agridulce odisea durante la

mortalidad humana transitoria.


Amiga y némesis por épocas de traición,

pero siempre con puñaladas justificadas,

ya que en el camino de la gloria yaciente,

mi caballerosidad fue defenestrada por

los sueños y deseos inalcanzables de la psique.


Te admiro con sobriedad y lujuria abstracta,

mientras por intermitencia liquido mi tabaco,

el humo asciende como dios a su altar,

una deidad sombría y antagónica.


Los dulces susurros de tu boca electrocutan

mi anciano y fatídico corazón, prometes mucho,

yo siempre te escucho, ya que tu calurosa voz

deja sin conciencia hasta al creador cósmico.


He visto a decenas de tus hermanas blanquecinas,

todas con algo en común, lascivia funesta incrustada

en una obsoleta bóveda atemporal a su vez que mortal.


¡Me estás sofocando infiel pécora! ¿O acaso no lo ves?

Mientras más te admiro más me condenas,

arpía simbiótica, tu veneno corre por las más

podridas y difuntas esperanzas de bienestar.


Y así es como sucumbo ante tu sexualidad inocente

pero voraz, se te ha dotado de luminiscencia inmortal,

arma de óbito ancestral, de etimología astral,

condenados e incontables textos se han inspirado en ti,

yo no me resisto, abúsame otra vez mientras me desvisto.
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