Niños de la calle

Niños de la calle

La calle
puede ser cruel,
cómplice y verdugo,
refugio y cárcel…

Infantes
viviendo de desperdicios,
cubriéndose con harapos
y cartones,
entre botellas de solvente
y alcohol del 96…

Duermen amparados
por las estrellas,
arropados en sueños de opio…

Niños y niñas
huyendo de sus pesadillas,
refugiados en sus
castillos subterráneos,
compartiendo sus noches
con roedores e insectos…

Ángeles expulsados
del seno familiar
se entregan
al mullido olvido
que mariguana
y thiner otorgan
a sus famélicos cuerpos…

Aquí no hay Dios,
ni serafines misericordiosos
prestos para acogerlos
y consolarlos…
Solo proxenetas,
asesinos
y pedófilos
los seducen con
la dulce promesa de amarlos

Ellos solo buscan saciar
sus impúdicos placeres,
con cuerpos prepúberes,
inocentes
y virginales

Vamos…
Recemos al vacío,
pidamos al divino autista
por ellos…

Cerremos los ojos
ante sus cuerpos inertes,
Anónimos…

Solo la muerte
sabrá amarlos…