No diré nada del amor.

No hablaré del amor.


Hableré de ella,
con aroma de café,
con olor a hierba fresca,
como si Dios la hubiera rociado en la mañana.

Diré que sus ojos son como dos estrellas
que me alumbran de día y de noche,
y que su cuello es como esa fruta prohibida
que me comeré algún día...

...aunque me destierren del paraiso.

Que sus pechos son dos altares que alabo,
y que me han hecho idólatra, politeista,
porque no puedo decidir entre uno y otro.

Hablaré de su cintura, cuna de mi perdición,
es ahí donde cayó Adán... y yo también.

Y de sus piernas, esos muslos que se abren
para que la luz se derrame sobre su piel.

De ella, la que hace callar a los angeles cuando sonrie,
la que no parece hija de mortales,
hablaré de ella...
...y de nada más.

 

Hermosura magnífica de emocionante creación maravillosa.

 

Siento que ya había leído esto... estas volviendo a empezar??​

 

Precioso poema de entrega total a la amada. Muy bueno Dark. Un abrazo. Paco.

 

Así es.

 

Gracias Paco, es cierto entrega total a la amada... y sobran las palabras.

 

Excelente muestra de poesía admirable, emocionante inspiración.

 

Bello poema de amor.

Un placer leerte

 

Bella y romántica inspiración amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...

 

Gracias poeta por pasarse por este humilde lugar... lleno de sinsabores y letras burdas...

 

Gracias alfonso, por pasarte a este viejo escrito... Saludos!

 

Bellas y secuales imágenes nos regalas
Un placer leerte