No es lo mismo, pero es suficiente.

¿Qué soy sin tu respiración en mi oído?
¿Quién soy si ya no puedo tocar tus pies con los míos?
¿Cómo voy a pasar este invierno, sin reírme a tu lado por las noches?
Que desagradable es pensarte, a veces.
Cuantos miedos estoy enterrando, lo siento.
En lo que me transformo al recordarnos, no me gusta.
Fui una sombra de lo que era, después del adiós que nunca nos dimos,
Arranqué de todos, para lamer mis heridas, para llorarte y hundirme,
y de las sombras he vuelto, no es lo mismo... pero de momento es suficiente.

 

Gracias Eban, me atreví a escribir un poco por acá.