No es normal.

Por el camino que me eligió ando
amedrentado: ¡es tan bello!,
me reconoce, y no parece importarle
las innumerables veces que le traicioné.​

Me señala sus baches y sus piedras,
no os creáis que es sencillo ,
(de ahí mi afición por traicionarle).
Pero cuando camino por él… la
alegría que siento es indescriptible.​

Es extraño pertenecer a un camino,
lo he consultado ,y me dicen que lo normal,
es que uno le trace a él.​

(Seguramente por eso hacen tantas carreteras,
yo qué sé).​

Pero la verdad es que todo está lleno
de vías, autopistas, autovías,
carreteras nacionales, puentes
túneles (si hasta tiran montañas enteras).​

[SIZE=3]Pero bueno, como mi caso no es normal,[/SIZE]
[FONT=Arial][SIZE=3](y tampoco sé dibujar)[/SIZE]
[FONT=Arial][SIZE=3]pienso… que está bien que mi camino me llame,[/SIZE]
[FONT=Arial][SIZE=3]no vaya a ser que me pierda por acá.[/SIZE][/FONT][/FONT][/FONT]​

[FONT=Arial][FONT=Arial][/font][/font]

 

Es tan atractiva tu tesis (que el camino nos elige) que se acepta como una verdad absoluta y no como una hipótesis más. Si es el camino el que nos elige - por lo visto para jodernos- quedamos del todo exonerados por nuestras continuas traiciones que también parece ser que es lo que más nos duele: traicionar aquel lugar en cuyo tránsito somos felices pero al que no le perdonamos que no sea del todo cómodo (las piedras y los baches) Hay muchos ejemplos de trashumancias más ergonómicas, pero nosotros volvemos siempre a esa cadena de conducta que parece ser también una especie de atadura irrenunciable. Todas estas cosas me han venido a la mente leyendo tus portentosas letras de las que me declaro admirador.