No Hay Insulto Que Te Hiera Más Que Perderme

Cuando era joven
no despertaste ni siquiera la mínima curiosidad,
te tenia repulsión,
estabas con todos y cada uno
y acababas de la misma manera,
aun así te buscaban de nuevo
y yo sólo miraba.

El tiempo maduró mi niñez,
y me preguntaba como se sentiría estar contigo,
una pregunta sin impulso alguno
y sin respuesta aun.
Pensaba si era correcto
que pudieras estar con cualquiera
sin pensar en las consecuencias
y sin importar la edad.
Nada te impedía continuar tu trabajo
y yo solo miraba,
pero siempre cerca de mi,
tan cerca que podía sentir tu olor,
tu repugnante olor.

Hay gente que mata por estar contigo
aunque sea por un momento,
y me han preguntado por ti.
El dinero sucio que ganas
lo usas para seguir haciendo lo que haces
y con el cinismo de advertir que eres placentera.
Tu descendencia ha perdurado matando nuestros antepasados
cortándoles sus penes y degollándolos,
dejando tu huella y aun así sigues libre.

El tiempo maduró mi adolescencia
y fue entonces cuando te tuve en mis labios.
No niego que fue extraño,
que la primera vez moleste y es incomodo.
Lo que vi todos esos años
por fin pude vivirlo en carne propia;
pude tenerte en mi boca y en mis manos,
pedirte que volvieras a mi
sin que me dijeras que no
siempre dispuesta.
Inconsciente del riesgo olía mis manos bañadas de tu olor
y pensaba en ti las noches frías que creía que me hacían más hombre.
¿Era menos hombre si no estaba contigo alguna vez?
Y cuando no estabas conmigo estabas con otros
pero no tenias problema de acabar y venir a mi los viernes en la noche.
Entonces ya no miraba,
sabia que ya eras mía y yo tuyo.

Mi madures me dio la espalda
y te buscaba todos los días,
también pagué por estar contigo
era tan placentero que te tenia para mi hasta tres veces al día
y sabia que al otro día estaría contigo de nuevo
cuatro veces seguidas y no te cansarías de mi
como no te cansabas con los demás,
escuchando música, al ritmo de la batería de una canción de pearl jam
o cuando estaba triste me acompañabas engañando mi dolor
mirándome a los ojos, dentro de mi boca tocando mi lengua
y masturbando al frío en las noches para mí.

Sentía tu aroma en mis manos al dormir,
no dejaba de pensarte,
siempre estabas ahí para mí,
mis padres ya lo sabían todo,
al final fueron ellos quienes me dejaron estar contigo
pero me gustabas tanto que ellos me dijeron que cinco seguidos era demasiado.
Entonces ya no veía.

Te había probado de diferentes maneras,
probé tus diferentes sabores,
algunos mas ricos que otros,
y otros que ya no recuerdo
después de un año de tenerte
y verte en todos lados,
con todos, sin importar la edad,
sin importar tu precio, sin importar tu placer
sin importar absolutamente nada.

Te veías tan linda de rojo, o de blanco;
o como olvidar las noches cuando te desvestíamos con mis amigos
y tu ropa interior era blanca y sin quejarte estabas con cada uno de nosotros;
y así todos felices, toda la noche hasta que ya no podías más,
o yo ya no podía más; después, al otro día, me acompañabas camino a casa.
Conociste a mis amigos y a mi familia,
estabas conmigo todos los días,
¿qué más podía pedir?, ¿qué más podía ofrecer?,
me quitaste lo nunca más volveré a tener
y podía pagar para que lo hicieras una y otra y otra vez
hasta que yo dijera "suficiente por hoy",
hasta que el sol saliera por la mañana
y lo primero que vería sería tu blanca piel.

No sabía lo que podía perder,
sabía que siempre estarías ahí
y que si no podía pagar para estar contigo
mis padres no me dirían que no,
porque eras mía y yo tuyo
aunque siempre estabas con alguien más
tenías un tiempo para estar junto a mi,
tanto en la mañana, en la tarde o en la noche
e incluso en mis sueños
donde eras sólo para mí.

Podía llamarte de diferentes maneras
aunque no mencionaras mi nombre,
todos preferían tus distintas vestimentas
y a veces vestías de marrón y te portabas aun más mala,
yo te prefería suave y acababas con sutileza
o a veces te hacia terminar de una manera más ruda
y no decías nada, no te quejabas ni lo agradecías,
aunque a veces me hacías daño.

Mi inocencia había perdido la virginidad
y cuando lo supe estuviste ahí
pero no conmigo, aunque te necesitaba.
Me consolaste,
de nuevo en mis labios,
en mis manos, yo tomándote por donde siempre,
yo sentado o de pie pero tu siempre horizontal.
Un día algo me enfermó después de estar contigo esa tarde,
lo que me quitaste una vez salio de mi interior
pero ya no podía hacer nada para recuperarlo,
estaba deshecho, podrido y avinagrado.
No pude estar contigo por un día
y luego nos vimos una vez durante tres días
aunque no debía estar contigo hasta recuperarme
pero mi deseo de tenerte fue más fuerte
que el niño que te veía con repulsión;
mis amigos estuvieron más contigo que yo,
te sentía distante, diferente, pero siempre dispuesta.

El dolor que no sentí estando contigo
lo puedo sentir ahora, tan sucio y asquerosamente enfermo,
de tu sabor, de tu maldita piel blanca, de tu ropa,
de haberte tenido en mis labios, en mis manos, en mi lengua.
Estuviste ahí cuando en realidad no te necesitaba,
y recuerdo cuando era un niño y no despertaste curiosidad en mí,
y esperaste hasta que fuera mayor para yo decir "quiero probarte"
pero me engañaste.
Todo este tiempo me manipulaste, con tu olor y tu sabor,
diciéndome que eras más inocente vistiendo de blanco,
que no me harías daño pero había otra gente te había dejado por algo,
y yo soy uno de ellos.
Ahora me has hecho ser lo que siempre seré aunque no esté contigo,
por todo lo que me queda de vida no podré negar que estuve contigo
y no volveré a tocar tu puta piel de nuevo,
no mancharé lo que me queda de dignidad con tu mierda de olor,
te maldigo a ti, a tu descendencia, a tus antepasados y a toda tu maldita familia,
me cago en todos tus apodos y río cuando te veo acabar en alguien más
porque sé que lo más preciado que tienes son ellos,
y si no fuera por nosotros no serías nada,
por el resto de lo que me queda de vida voy a maldecir tu nombre,
mordiéndome la lengua que tocaste una vez,
quemando las manos en la que una vez estuviste
y cortando los labios que alguna vez te alimentaron
y que a mi me mataban.

Me reiré de la gente patética que este sobre ti,
porque si fui un imbécil en caer en tu juego
ahora soy inteligente en quitarte lo que necesitas:
YO.
No habrá Dios ni hombre que puedan destruirte,
y no habrá ser que no se vea tentado hacia ti,
no habrá mente conciente que pueda evitar tu puto olor,
no habrá concepto que te quite de mi pasado,
no habrá cura para la vergüenza que siento
y tampoco filtro que te saque de mi interior dejándome limpio de nuevo.

Sé que no me extrañaras, ahora tengo un camino largo que seguir
para no necesitarte, para no ver tu puta cara en mi vida
ni en la vida de mis hijos.
Eres tan repugnante como lo que tienes debajo del vestido,
y tan ridícula como tus apodos, realmente eres una puta
al estar con tanta gente sin importar su edad,
sin importar a cuanta gente castraste,
a cuantas familias separaste,
cuantas infancias profanaste,
a cuantas personas mataste,
a cuantas enviaste al hospital por tu maldito trabajo
y aun así eres libre y
quienes te dejan libre te dejan en sus labios,
en sus lenguas, sin sabor a remordimiento,
ellos viven por ti y tu te dejas querer.
¿Cuantos más caerán en tu piel y cuantos más desearan no haberte tocado?
Maldito sea tu progenitor,
y maldita sea la puta intención de haberte dado ese trabajo,
y esa intención engañosa de explotarte a coste de lo que no volveremos a ser.
Maldigo tu puto futuro y clamo tu muerte,
te deseo lo peor que pudiera existir.

Compadezco a mi cuerpo por tenerte en mis manos,
Incluso cuando alguna vez mentí por estar contigo,
Guardando un enfermizo silencio,
Ahogando mi necesidad de ti para superar esta vergüenza.
Ruego en lo más profundo de mi ser
Redimir el sentimiento de necesitarte y tenerte.
Inconscientemente te deje entrar en mi vida sólo para mentirme,
Lo que harías de mí, lo que dejé por estar contigo,
Lo que mis amigos siguen haciendo no lo haré más, aunque estés ahí.
Orgulloso por ser capas de dejarte y decepcionado por nunca haberte tocado.

No hay insulto que te hiera más que perderme.