No la dejes enamorarse de ti.

No la dejes enamorarse de ti.

Por favor, no la dejes enamorarse de ti. No dejes que su corazón se contraiga cada vez que te ríes o la besas. No la dejes familiarizarse con cada peca o cada lunar. No la dejes sentir algo profundo, tan profundo que no podrá salir de ello. No dejes que su cuerpo recuerde tus caricias, tus besos y la dulzura de tus movimientos. No dejes que sus dedos memoricen el tacto de tu piel, ni la textura de tu pelo.

No la dejes enamorarse de ti. No la dejes acostumbrarse a pasar las noches sin dormir, enredados en las sábanas y gritando vuestros nombres. No dejes que se habitúe a tu esencia, hasta el punto que seas todo lo que siente y huele. No la dejes conocer el tono de sus ojos para que se vuelva su color favorito. No dejes que su cuerpo y su mente estén cómodos contigo. No invadas más su mente, donde eres todo lo que piensa y desea.

Te lo ruego: no la dejes enamorarse de ti solo porque es mona o está buena. No la dejes enamorarse de ti porque estás vacío y necesitas apagar la llama de tus penas. No dejes que se enamore de ti si tú nunca vas a amarla como ella lo hará, o si ni siquiera piensas apenas corresponderla. Porque, si un día se despierta y has salido de su vida, la arruinarás, la romperás el corazón hasta tal punto que será irreparable. Nadie será capaz de volver a unir los pedazos rotos que queden. Sus pensamientos seguirán perteneciéndote, y su alma nunca te olvidará.

Hará todo lo posible para deshacerse de ti. Borrará las fotos que os hicisteis y esconderá la ropa que te dejaste en su habitación. Todo lo que le regalaste acabará en una caja al fondo del desván o en el contenedor de la esquina. Pero, después de todo, no olvida, así que bebe. Aunque nada funciona; dosis tras dosis, cerveza tras cerveza, y las botellas de vino se irán amontonando en algún rincón polvoriento.

Sin embargo, ella seguirá sin olvidar. Se levantará cada día, y tu imagen en su cabeza la hundirá una y otra vez, tus memorias irán surgiendo rápidamente. Un remolino que le arrastrará durante semanas y meses. No podrá controlarlo, y todo lo que hará será llorar. Mares de lágrimas, incluso cientos de océanos. Cuando intente volver a tocar el piano, jamás podrá, porque los dedos que tocan las teclas aún te sienten.

Y es por esto que te lo digo.

Por favor, no la dejes enamorarse de ti.

Al menos si no vas a saber apreciarla.