No me llamen poeta

No.
No me digan poeta.
Se poco, casi nada de esas cosas.

Esta hoja de papel estuvo en blanco
por horas,
si, por horas.
Y mi ego tiritaba tejiendo una bufanda de reputación imaginaria.
Y mi cielo inexistente, se llenaba de estrellas doradas.

-ay vanidad...
por eso eres cualidad y pecado.
Por eso eres crucificada y alabada.
Eres tónico y a la vez somnífero de cualquier expresión de gracia-

A la rosa la llamo rosa
y a la mierda la llamo mierda.

Solo tengo una tristeza
y la lloro hasta que se seca.

Solo tengo una rima para la alegría,
es algo raro a lo que llaman sonrisa.

Tengo un malnacido afán
por ser insipiente cronista
de las pendejadas, vicios y debilidades
que le ponen el acento a mi humanidad.

Gracias,
pero no me llamen poeta.

 

bueno, aprecio una confusión de conceptos, pero, en el fondo, no es malo excluirse de ser llamado de una forma que no merecemos ser llamados, como es el caso de la costumbre de llamar poetas a todos los que escriben cuatro pendejadas en un seborriento papel ... tienes toda la razón, primero el mérito, luego la forma ...

 

(no se entendio lo que quise decir)
gracias por SU respuesta caballero, y agradezco que se haya tomado la molestia de leerme.
saludos y un fuerte abrazo desde Mexico.