No me pidas perdón

Fuiste mi madre por un tiempo
recorriste mi infancia
mi temprana melancolía,
mi sonrisa sospechosa y tardía,
mis tardes entre libros y árboles.

Porque después te fuiste
en una bocanada de abandono
mientras mi padre se deshacía
en el sabor amargo de el licor.

Y mi soledad se hizo día y noche
aliento, alimento, sueño, despertar
me perdí en la tarde llena de ausencias
en la lluvia de pájaros muertos.

Te busqué en las sombras
en mi infancia desvanecida
en el sabor de un poema maldito,
En la luz del sol quemando la piel.

Porque cuando regresaste
ya no me habitaba el niño,
y mi corazón descanso en el verso
donde habita el fuego y la piedra.

No me pidas perdón
no es necesario
habitas mi rostro, mi sangre
tú tristeza también es mía
y está inmersa en el palpitar
de esta poesía de sombras.

 

Hermoso, Jorge, tu poema es hermoso,
tan hermoso como sentido,
tan hermoso como grís y sombrío.
Esa forma vuestra
ese rasgo, genuinidad que entiendo lo diferenciará de todo lo que lea...

El pasado es tinta y espina con la que escribimos sombras
hasta la luz se hace sombra.
​

Me voy muy contenta,
le deso éxito y buenafortuna.

Saludos.-

 

Un poema sumamente conmovedor, bellos versos poeta. Un abrazo y estrellas a esa mirada de niño que aún se asoma!