¡No se puede desperdiciar un verso!

El aire oscurecido acaricia la fachada,
permanecen las bocacalles inmutables,
las oficinas esperan a mañana,
y un murmullo de mar, muy leve,
nos hace aún habitables.​

Es imposible ya desperdiciar un verso,
el ayer que no debió ser fue,
y el hoy que quise sólo lo podré
lograr, sin desperdiciar un verso,
como dije, como dije a los veinte años y no hice.​

Se están quedando atrás las mentiras,
y quizás consiga reafirmar al veinteañero
que fui, y al que quiero hoy para mí.​

¡No! ¡No se puede desperdiciar un verso!​

 

Efectivamente, amigo
un beso
Rosario

 

Muy bella traslación del Carpe Diem.

 

Hoy soy lo más parecido a ese veinteañero. Un gusto pasar por tu poesía alfredo. Saludos y estrellas para ti.

 

La vida es un suspiro... raudo, parco, fugaz.

Interesantes líneas Alfredo.

Gracias por compartirlas.