No son los ojos el espejo del alma...

NO LO SON LOS OJOS...




Hay un hombre sentado en un banco.
El hombre sentado mira al suelo cabizbajo.
Sus ojos no ven, solo brota de ellos llanto.
Ojos que no ven... Silencio, silencio eterno.




Hay un hombre llorando su desgracia.
El hombre llorando no ve nada, solo agua,
agua amarga brillante de gusto salado.
Corazón que... cae la lágrima en el charco.




Hay un hombre en el banco con los ojos nublados.
Ha visto un niño hambriento, ha visto su llanto.
Y ahora ese llanto silencioso se funde con el suyo
brotando por la rendija salobre entre su párpados.




Me levanto y me acerco al hombre sentado.
Lo miro a los ojos y no entiendo nada.
Recojo con cuidado una lágrima del charco.
Saboreo su llanto , su toque de amargura.




Y, con la lágrima que hay aún en mi mano,
lo miro a los ojos, a esos ojos nublados,
lo miro por esa lágrima amarga y ovalada.
Lo miro a través de su llanto y veo su alma.




Veo su alma en el espejo de una lágrima.
Toda su alma la contiene una sola gota de agua.
Y ahora lo entiendo todo, y pronto, mi llanto
forma un nuevo charco en el suelo mojado.




Corazón que no ve, ojos que ven siempre.
Ojos que no ven... Corazón que siente.

 

En el mirar esta la verdad

 

comprender a los demás es una hazaña inalcanzable si no comprendes su dolor.