No tiene nombre que inventar.

Mañana será martes
no te embarques,
en la refriega del destino
...sin tino.

Almas en soledad
habitantes de silencios
abren sus puertas
para conocer el ocaso de los dioses.

Rompiéndome el corazón
fundido en ellos.

Duele el dolor ajeno
duele su distancia,
duele, siempre duele
...su dolor,
su aspereza
su desencanto
su lágrima.

Y es mi silencio
ausencia de ruido
el que mata.

Dios de la muerte,
ese que nos odia
y nos envidia.

Ese que en su letargo
duerme sus laureles
y se columpia en el infinito.

 

Un dios que nos odia y nos envidia. ¿ Por qué ?
Y se columpia en el Infinito. Como si eso fuera fácil.
Duele el dolor ajeno. Y nos hace ser altruistas y generosos.
Y el ocaso de los dioses es posible, porque todos estamos fundidos, en cada Momento.
Pero el corazón no se rompe.

 

Nommo, es una forma de expresarse, no hace falta lógica para comprender. Lo de dios en minúscula, a tí que eres buen creyente siendo a imagen suya, así lo dice ese libro tan cacareado, el tostón de las reglas para funcionar en este planeta. Siendo como dice todos a imagen suya, observa la humanidad en la historia, observa la actualidad. El corazón se rompe, se parte , se divide y en trozos queda para repartirlo. Lo de la envidia será por acercarnos a la materia, claro que el o ella está en todas sus partes. Un abrazote. Opiniones diversas las que quieras, verdades ninguna.

 

cuanta profundidad, viendo desde otra perspectiva tu visión, siempre encantada de leerte, dos besos más para vos