Noche de luna llena

Dormiré y tomaré cual manto al firmamento y sus estrellas,
de la noche mas sublime, única noche que hago eterna;
aquella noche en la que intenta con su sangre derramada,
el corazón parar el llanto antes del sol de la mañana.

Convertiré pues cien suspiros, en mil mis nubes, las mas bellas,
en las que danzarán los tiernos, pensamientos inmortales;
a la luz de la gran luna, cual blancos fuegos penetrantes,
brillos suaves, esparcidos, que a mi espíritu rodean;

Lentas brisas que me elevan pues del tiempo no hacen parte,
aquellos sueños que despiertan mis sentidos dormitantes;
aquellos sueños que celebran mis caídas y desfases,
en los que tú no apareces, en ellos ni siquiera naces.

Y aunque nostálgicas memorias y dolientes remembranzas,
Son pues gotas que a mi vida, y a su flama siempre extinguen;
en mi alma tu descansas, y en otras visiones te entrometes,
transformando a esos mis sueños en las mas tristes añoranzas.

Y mientras cante suavemente, y a la arena el mar abrase,
llegarás tú y de tu lluvia recubrirás aquel paisaje;
con la lluvia de mis ojos, la que parece no acabarse,
la que espera despedirse, esa que espera no esperarte.

 

Muy bueno María Rosa. Me gustó especialmente la primera estrofa. Me gustó todo, felicitaciones.

 

Que bien amiga exquisito poema, con un remate de primera un verdadero honor para el Runa pasar por aquí.

Un abrazo y que abunde la suerte.