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Noche de muertos en Janitzio

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por chalaramoscuencamendez, 2 de Noviembre de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 567

  1. chalaramoscuencamendez

    chalaramoscuencamendez Poeta adicto al portal

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    “Nunca fenezcan las tradiciones, jamás sucumban nuestras pasiones”

    Pátzcuaro, bella región lacustre,
    Michoacán mira tu lago ilustre,
    México entero ve su lucero,
    brindas al mundo calor sincero.

    En tus riberas celebraciones
    seres que afrontan tribulaciones,
    traigo poesía que habla a los muertos
    que Dios nos salve de esos entuertos.

    Señora Muerte prenda su mecha
    suelo p’urhépecha Usted acecha,
    Señora muerte oiga esta endecha
    línea de vida se encuentra estrecha:

    Reunión Janitzio con ultratumba
    por sentimiento agua retumba,
    almas en tránsito, otro camino,
    bogan tranquilas rumbo al destino.

    Muchos trayectos, lanchas, canoas,
    como presagio de ardientes horas
    olas henchidas vueltas carrozas,
    flamea el cortejo de mariposas.

    Muy alumbrado se ve el sendero
    parece cinta, listón lucero,
    es como un cuento de fantasía,
    es como fiesta de la agonía.

    Mostrando siempre su seriedad
    tan respetada mortalidad
    resurge presta desde el más allá,
    porque a los vivos resignará.

    Cita evidente que dan los muertos
    de esencia ausentes, pues yacen yertos,
    tañer doliente de una campana
    que, a la penumbra, hace su hermana.

    Los días primero y dos de noviembre
    se guarda pena a lo que se pierde,
    falta existencia no impera vida
    más bien carencia, el duelo anida.

    Ambiente es reino de la tristeza
    más en el trance surge entereza,
    breves momentos vena discreta,
    en tal sentido doble faceta.

    Las tradiciones, usos, costumbres,
    añejas formas de muchedumbres,
    llegan complejas al cementerio
    como la magia, como un misterio.

    Ceremonioso se inicia el rito,
    mustio suspiro mortal marchito
    folklor nocturno, sombrío bosquejo,
    se escucha llanto, canto reflejo.

    Es voz tarasca ese lamento
    que cura entrañas de sufrimiento,
    sonidos, notas, son armoniosos,
    mieles arpegios van cadenciosos.

    Mujeres buenas cruzan las sendas,
    al panteón llevan cientos de ofrendas,
    viandas con panes, dulces y frutos,
    rostros humanos encarnan lutos.

    Marchan silentes, su paso es lento,
    fieles guardianes de ese sustento
    despliegan prontas finos manteles,
    las servilletas bordadas redes

    Toman asiento junto al difunto
    a él se arriman, se le hincan . . . punto,
    cumplen formales el serio culto
    su regocijo se esconde oculto.

    Sombríos sepulcros, se sahúma incienso,
    se hace presente responso intenso,
    el sacramento es ensalzado
    en voces solemnes, el “Alabado”:

    “ . . . morir antes que pecar,
    o antes que pecar morir, . . .”;
    esas mil lágrimas hay que secar,
    turba y agobia ese sufrir.

    Hombres que atentos lo observan todo
    siguen la usanza con gran decoro,
    están presentes tras de las rejas
    respetan, honran, creencias viejas.

    Animecha Kejtzitakua
    es la ofrenda a los muertos,
    Animecha Kejtzitakua
    que se ofrece a cielo abierto.

    Gimen pesares los entes vivos
    ante despojos definitivos,
    vagan sus sombras, negras siluetas
    que, oscurecidas, no quedan quietas.

    Todas las flores de mil colores
    conforman ramos encantadores,
    el cempasúchil, clavel de china,
    tono amarillo que amor germina.

    Brilla en las tumbas su resplandor
    resguarda restos glorias de honor;
    ¡se oyen plegarias, las oraciones!,
    rezo en silencio, imploraciones.

    Lucen altares las sepulturas
    lo religioso remonta alturas,
    lápidas grises, blancas las cruces,
    rojos matices, las velas, luces.

    Ceras, pabilos, candelas, cirios,
    por los finados lloran delirios,
    ánimas velan la aciaga noche
    también estrellas hacen derroche.

    ¡Mi Santo Señor de estos cielos!
    los fallecidos guardan anhelos,
    preserva Padre este homenaje
    bendice, cuida, su etéreo viaje.

    La eterna guía del noble copal,
    humo oloroso de intensa señal
    que purifica, limpia energías
    de la isla, isleños, sus dinastías.

    Pa’ todo aquel pensante doliente
    ¡va la charanda, harto aguardiente,
    lo acompaño en su trágico penar,
    ya que debe dolores mitigar!

    Luz de anochecer, lo agradezco,
    grata distinción de la UNESCO
    al estimar como una obra maestra
    a esta gran festividad tan nuestra.

    Ya es Patrimonio de la Humanidad,
    Oral e Intangible tradición, dignidad,
    ojos del mundo en magna cultura,
    gratitud por tan loable postura.

    Todos los turistas indiscretos,
    ávidos de conocer los secretos,
    habrán de comportarse con mesura
    ante este ceremonial de altura.

    El fisgoneo no es permisible,
    el espionaje es inadmisible,
    porque los enigmas de los muertos
    se quedan entre las tumbas-huertos.

    ¡La terca parca se hace presente!
    en la hermosa cuenca está latente,
    si el lago sufre basura, estiaje,
    morirá pronto su lindo oleaje.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, 02 de noviembre del 2011
    Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612103900-14
    (Versión corregida . . .)
     
    #1
    Última modificación: 2 de Noviembre de 2021

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