Noche de Ronda

Noche de Ronda

Escuchando los ritos de vetustos tambores,
el 20% más de colesterol,
un plus ou moins del climate et le desolate,
sillas con ojos planos y un concurso
para el recuerdo. Una posta ad hoc a mi pústula,
una gonorrea traidora tratando de comer,
los vinos de ayer serán los de mañana,
la prisión de bisagras de papel mache.

Aula meditabundo, sibilas sin correa,
que senos delineados como pucheros naranjas,
un punto negro con aserrín,
duele romper el hielo de la bóveda
con la sagita de la charolada frente,
“Pensar mucho hace daño,
dejar de pensar enferma”
Pertenecer a un partido político, a una
ideología política, distorsiona los vómitos,
los hacen ajenos.

Egoísta hombre / Filántropo muerto de hambre,
una avalancha de ecos desde Siberia
hasta Mississippi, en el Perú tan solo pagan peaje
las voces neutras.

Lima está horrible.​

 

Lima está horrible y tan gris como las pestañas de una muñeca que regala besos al despertarse con resaca a las 10 de la mañana de un domingo de tedio.

Hay palabras que ya no sirven como antes y ollas de peltre que ya se secaron sin el alimento. Demasiada melancolía me provoca a veces tanto asco, como la miel de un panal y abejas de campana. Pero siempre cae bien llorar en las sábanas mojadas.

Somos enemigos íntimos.