Nocturno.

Retumba en el tímpano
la percusión del reloj.

En esas noches
que todo se tiñe
de azabache tinte,
soy
uno de los puntos,
a los que la luna
apunta
su catapulta,
de algodones y meteoros.

Las noches,
que transcurren
impregnadas
de fugacidad,
envuelven al éter
con
un solemne no sé qué,
y por ellas,
emergen
desde lo abisal
herejes ideas
del existir.

 

me imagino unos ojos rojos por no descansar,
un cuerpo entumido y al tanto de todo movimiento
y un reloj antiguo de pared...

saludos!​

 

El misterio me sonríe entre tus versos,
un paisaje afable y encantador para mi espectro.
Saludos, un placer haber venido.