Nostalgias De La Nada

A veces, cuando estoy solo, pienso que la muerte llegará en cualquier momento,
Y ella viene, me acaricia y me consuela;- Aún no es tiempo, me dice.
Y yo le pregunto porqué los sueños nunca llegan a la superficie.- La vida es así, me dice.
Pero ella no sabe tanto de la vida porque no es su especialidad, y yo tengo que conformarme con la explicación porque la vida no acude, me es esquiva. Entonces me quedo sentado como un niño que espera que su padre lo mire y le explique todo lo que hay que saber para ser felíz, y su padre sólo le puede entregar la mirada de un hombre quebrado.
De niño soñaba y guardaba la certeza de que todo eso iba a llegar seguramente y que tenía todo el tiempo del mundo, pero al día siguiente me encontré viejo y los “sabios” me demostraron que de nada sirve el soñar, que los niños nunca gobernarán al mundo y que evolucionar significa endurecerse como piedra, desconfiar de todo y tratar de llegar primero a el plátano colgado de la soga. Pero siempre hay algunos pocos que se compraron el plátano y la soga y el palo también.
No todos querríamos tener la llave del mundo pero si que tan sólo nos dejen asomarnos un poco al otro lado de la pared y decirles a nuestros hijos que hemos obtenido un triunfo; solo
Uno aunque más no sea.
Pero el regocijo del fuerte es la debilidad del débil, la sensibilidad casi femenina del artista que provoca la risa burlona y les confirma su superioridad pasajera en este mundo de cosas y de rechinar de dientes de los oprimidos.
De niño creía que mis sueños eran ajustables a la vida, luego comprendí que los sueños son para la soledad y luego sentir la nostalgia de algo que uno ya no recuerda que era.
Algo que nos hacía felices por un segundo; ese segundo en que se siente destellar la vida;
ese destellar breve y efímero como un orgasmo; volátil…y en un instante…
Ausente.