Nuestra reja

Nuestra reja

Ese hierro anaranjado, corroído y viejo
fue testigo enamorado de aquellos tiempos,
por él galoparon aquellos susurros nuestros
y nacieron para morirse aquellos besos.


Hoy yace en el suelo abandonado y frío
crucificado como el grito que se desgarra en el silencio
ya no lo acaricias con tus blancas manos
ya no lo rozas con tus cándidos besos.


De mi te protegió como fiel soldado
y sin embargo lo quise como valioso objeto
porque apoyados en su dureza se nos venía la magia
de aquellos tiempos felices que ya se han muerto.


En él escribiste nuestros nombres, entre corazón y flecha
y hasta creí que me amabas, lo lei en tus ojos
mientras yo muy apasionado te hacía promesas
de un porvenir lustroso que se suicidó en la puerta.


Ese hierro aplastado por el peso de la ausencia
agonizaba desahuciado en la tibia arena
[SIZE=5]y hoy al verlo, tan lleno de piedad lo he rescatado[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=5]porque era el hierro anaranjado de tu dulce reja.[/SIZE][/FONT]

[SIZE=5]Albo Aguasola[/SIZE]

 

Hermosos versos a eso que te recuerda a tu amor...
Me gusto, saludos.

 

Que bello poema compañero, escrito con la pasión del recuerdo, ese testigo de las miradas y de los besos.