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Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por kalkbadan, 22 de Enero de 2022. Respuestas: 8 | Visitas: 868

  1. kalkbadan

    kalkbadan Poeta que considera el portal su segunda casa

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    NUEVO

    Sinceramente no me creo que lo nuevo fuera Dios.
    Dicen que lo nuevo pudo ser un estanque inmóvil
    que daba mate al tiempo.
    Hablamos de un vacío perenne, sin herencia,
    que siempre estuvo ahí, un estanque
    que empachado de tanta calma pura de pronto enfureció.
    Como cuando te palpas la muela del juicio frente al espejo
    y sin aviso el rostro se te amorfa
    y se abren en tu piel las puertas de Magritte.
    Observar la materia viva de nuestros rostros lo transmuta todo
    porque el Yo se nos parte por la mitad.
    Quizá Dios fuera una mirada virtual del propio estanque,
    una mirada dura que duró suficiente
    como para montar este tinglado.


    Mientras sigo meando las 10 cervezas
    que amenazan con estallar mi barrica
    deslizo lentamente mi mano que aguanta la puerta del váter
    hasta descubrir los últimos versos escritos en su contrachapado.

    Tras de ti tienes un espejo. Mírate de una puta vez
    y metamorfoséate en el reflejo del olvido.


    Vaya mierda de cierre para unos versos que prometían,
    pienso, mientras me subo la bragueta.
    La bombilla comienza a parpadear por mí.
    Suena el bueno de Neil Young en la sala
    y escucho a la gente despedirse.
    Hace tiempo comprendí que en cada despedida
    subyace lo fecundo
    frente al desierto del saludo cordial.
    Y me siento pesado sintiéndome de más: la tristeza.
    No hablo del sabor a membrillo de la melancolía
    ni tampoco de la nostalgia que me sabe a romero.
    La tristeza no sabe a nada, es una espina: solo duele.
    Por cierto, qué bien marida la tristeza
    con este réquiem de vómitos y orines.
    Aprecio mucho la jodida náusea que me provoca este lugar,
    y es que me salva, por un rato, de la anhedonia castrense
    que sedó al animal que reinaba en mi selva.
    Me siento sobre el váter con el descontrol postural
    de un anciano con diez luxaciones de alma y una crónica anunciada
    y frente a mí contemplo cómo desde el espejo
    me escruta indolente un tipo al que no conozco de nada.
    La bombilla espacia cada vez más sus golpes de luz
    y a cada fotograma esa persona va aniñando su rostro
    y me parece escuchar a lo lejos el rumor del mar.

    Señor, ¿qué dice del mar?, ¿no se da cuenta
    de que es su vecino meando en el váter de al lado?


    ¡Calla, niñato! ¡¿Tú quién cojones eres?!, le pregunto,
    y me responde: Te has convertido en una hoja vieja de roble
    arrastrada por el torrente, ¡¡cuando te tocaba ser un puto salmón!!
    Todo lo viejo está entrelazado con lo nuevo...


    Y de pronto en el espejo se me aparece
    un niño rubio que pedalea en su triciclo de faritos azules.
    Yo sé que ese niño tiene un miedo terrible
    a las oscuridades del mundo,
    pero irá aprendiendo a hacer fuego
    bajo el edredón de su infancia.
    Al poco, se refugia en los bosques que gotean sus silencios,
    siempre agarrado de la mano de su abuelo.
    ¿Por qué lo llamarían abuelo
    siendo como era su mejor amigo?
    La soledad, la deliciosa soledad, atravesando su pecho blanco
    y la embriagada dispersión a la que juzgaban como despiste.
    Un superpoder al que culpó de todos sus males
    dejándolo amordazado en su costado derecho.
    Frágil como un capullo que no termina de florecer
    reinició su existencia y descubrió las barras de los bares,
    las costas saladas y el mar de fondo de los otros cuerpos.
    Ese joven, de pronto, se hizo hombre frente a una serpiente de ceniza.
    La gente se le acercaba y le besaba la frente,
    la frente de su padre.
    Después de matarlo todo cambió para él.
    Y nadie supo de aquello, ni nadie tuvo por qué saber.
    Es como si la gente que cruzase la Gran Vía un viernes cualquiera
    comprendiese que el abrigo que te cubre lo heredaste del cielo.
    Después llegó Madrid y la deuda con los versos no escritos
    y también… un cuarto por la mitad.
    Maravillosos compañeros, decepciones, saliva,
    frascas de vino y sabanas sin contexto.
    Un frenazo por la vida en una carretera de Lugo.
    Y cuando el chaval estaba ya sentado en la barca
    con los remos bien empuñados
    apareció un alma de esas endémicas
    que ni el jodido Lineo tenía en su libreta taxonómica,
    y lo agarró con fuerza por el brazo
    y comenzaron juntos a remar,
    así, sin más, y sin rumbo fijo.
    Y de aquello, dos duendes y un propósito:
    liberar al superpoder que tenía amordazado en el costado.
    Y llegaron los corazones sin coraza de lágrimas impúdicas
    y esta isla llamada libertad…


    Y la bombilla repentinamente deja de latir.
    Me quedo un rato respirando en la oscuridad de mi miedo,
    pero ya no tengo tanto miedo.
    Están fregando. ¡Vete ya, puto borracho!
    Es curioso, solo me han llamado borracho dos veces en mi vida:
    Hoy, y en aquel noviembre de hace veintitrés años
    en el que lo había vomitado todo
    salvo mi tristeza.
    Y en los dos casos tengo la impresión de haber sido protagonista
    de cruzar sin vuelta atrás el umbral de lo que fui.
    Llámenme más veces «borracho», por favor.

    En esta madrugada comprendo lo irrenunciable
    que resulta el aullido del corazón.

    Y en el justo momento en el que la ciudad entera
    parece entregarse a mí
    los brazos mecánicos de un camión de la basura
    me agarran con violencia por el pecho
    y en un chasquido de dedos me colocan boca abajo
    y veo caer los cartones de mis malas noches,
    los cristales de aquellos vidrios
    y el plástico de cocina que envuelve mi piel.
    Y me giran de nuevo a toda hostia posándome sobre un charco.
    Bajo lentamente la mirada al piso. ¡Aquí estás, compañero!,
    ¡nuevo de nuevo!, por fin, nuevo...
    Y un salmón remonta la corriente que baja por la calle.

    Perdón, caballero, ¿qué dice de salmón?

    Calla, capullo, y florece
    que ya es hora

    de vivir.​


    Kalkbadan
    Madrid, 22 de enero de 2022
     
    #1
    Última modificación: 26 de Enero de 2022
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  2. Monje Mont

    Monje Mont Poeta reconocido en el portal

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    Me parece una excelente obra de los intrincados caminos del yo frente a la vida y a la física de la nada y de la luz que nos refleja, o devela oscuridades. La filosofía de la experiencia que modela esas miradas hacia atrás que tal vez nos permitan florecer hacia adelante. Un placer de lectura. Un abrazo estimado poeta.
     
    #2
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  3. kalkbadan

    kalkbadan Poeta que considera el portal su segunda casa

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    ¡Monje! Me agrada sobremanera tu comentario. Da gusto saber que el poema llegó al lector con la esencia concebida.
    Un abrazo fuerte y gracias por dejar tu huella.
     
    #3
  4. Luis Libra

    Luis Libra Atención: poeta en obras

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    Este poema es un verdadero tsunami de inspiración, belleza y talento literario, Andreas. Una deliciosa obra poética de "existencialismo urbano" que bucea (a veces como un joven salmón y otras como un viejo tiburón herido) entre los afilados y a la vez coloridos arrecifes del ser, reconvertidos en barras y urinarios de bar, calles oscuras o largas avenidas luminosas de esperanza.
    Es el diálogo entre el "hombre niño" y el "hombre-tristeza", que aunque enfrentados, ambos insustituibles y obligados a llegar a un acuerdo para sobrevivir y no perder su verdadera y valiosa identidad. Mis aplausos, querido compañero. Un fuerte abrazo.
     
    #4
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  5. kalkbadan

    kalkbadan Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Qué maravilla de comentario, mi querido Luis. Me has emocionado. Te agradezco mucho el paso por este texto tan largo con regusto a semblanza. ¡Efectivamente, compañero! Esas dos identidades que nos delimitan se alejan con el paso de los años hasta perderse de vista... Solo queda tratar de recordarse para así fabricar una realidad que tenga sentido. Que se incline a la acción: a la vida. Mirarse al espejo hasta que duela, ser indulgente con uno mismo y actuar. Gracias, amigo. Un abrazo enorme.
     
    #5
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  6. Javier Alánzuri

    Javier Alánzuri Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Después de los excelentes comentarios de Monje y Luis poco puedo añadir..... salvo que este poema ha sido todo un lujo encontrarlo y disfrutarlo, gracias.
    Saludos con otra reverencia.
    javier
     
    #6
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  7. kalkbadan

    kalkbadan Poeta que considera el portal su segunda casa

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    ¡Javier! Muchas gracias por tu lectura, compañero. Es un verdadero gusto saberte por estos versos.
    ¡Saludos!
     
    #7
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  8. Kratos Peru

    Kratos Peru Poeta asiduo al portal

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    Tu espejo, pienso yo, debe decirte que escribes de una manera excepcional, tocas la pluma y ella se eleva entre tus versos. Me gusta leer poesía cuando estoy bebiendo y llegar a tus escritos es un gusto que no me quiero perder. Un fuerte abrazo, amigo. Salud.
    Alejandro.
     
    #8
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  9. kalkbadan

    kalkbadan Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Muchas gracias, Alejandro, por dejarme tu lectura como regalo.
    Un abrazo, compañero.
     
    #9
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